Estudiante de Mercadotecnia aterriza en la Universidad de St. Thomas, en EE.UU.
07/02/2024
Autor: Yolanda Jaimes

Con el intercambio de Ana Patricia Robredo Espinosa, cuyo objetivo fue retarse a sí misma cursando un año completo de intercambio, la UPAEP afianzó este convenio con la institución católica ubicada en Houston.

“Sentía que en UPAEP ya había llegado a mi límite, estuve en Mesas Directivas, en el Consejo Estudiantil, gané Cruces Forjadas, estuve involucrada en muchas actividades, pero yo quería ir más allá”, así, Ana Patricia Robredo Espinosa, estudiante de Mercadotecnia, llegó a Houston, Estados Unidos para cursar un año completo de intercambio en la University of Saint Thomas. 

Confesó que su intención de realizar un intercambio nació desde la prepa, pero sus papás le sugirieron esperar hasta la Universidad, hecho que comprendió una vez al calificar esta experiencia como “fuerte”. 

“Nunca había salido del país, siempre he vivido con mis papás y ellos nunca me dejaron salir hasta tarde. Siempre fueron estrictos, sin embargo, en todo este proceso me apoyaron y alentaron mucho. Irse de intercambio es difícil, porque debes balancear la vida personal y la académica, y yo siempre me dediqué únicamente a estudiar. Allí tenía que hacerme cargo de lavar mi ropa, de ir al súper, de hacer la comida, de mantener una vida sana. Mi meta fue mantenerme en equilibrio”, expresó. 

No obstante, admitió que, durante su proceso de aplicación cruzó por su mente la idea de mejor renunciar por el miedo de dejar su casa, de salir de su zona de confort y de no poder comunicarse en otro idioma, pero todo el acompañamiento que le dio el Departamento de Intercambios así como los apoyos que recibió para poder hacer posible su sueño, la motivaron para seguir adelante y terminar lo que empezó, como siempre lo ha acostumbrado.

Respecto a su elección de Universidad, relató que ésta se dio de manera fortuita, pues cuando empezó a buscar opciones, el área de internacionalización estaba terminando de concretar la alianza con la University of Saint Thomas, y a ella le cayó de maravilla la noticia pues era precisamente en Houston que quería estudiar, gracias a que una amiga suya con la cual nunca pudo viajar, siempre la invitaba a ir con ella y su familia de vacaciones. 

“Lo que yo quería era practicar el idioma inglés y tenía claro que el nivel académico en Estados Unidos es muy competitivo. Mi primera opción era Disney College, pero no estaban aceptando aplicaciones de extranjeros, así que cuando me dijeron que se estaba concretando el convenio con Saint Thomas, no lo dudé. Siempre he creído que por algo pasan las cosas y aunque soy una persona que corre riesgos, por ejemplo no me veo yendo a Corea de intercambio. Para mí el saber que podía tener una red de apoyo, en la familia de mi amiga, en caso de que algo sucediera, fue lo decisivo”, compartió. 

 

Ana  Robredo, describió a la University of Saint Thomas como pequeña pero bonita, muy similar a la UPAEP, en el sentido de que es un campus urbano, rodeado de robles donde habitan ardillas y donde se sentía paz. Detalló que al ser una universidad católica, también cuenta con una iglesia así como espacios dedicados a rezar o meditar. 

En la University of Saint Thomas, cursó seis materias, 3 el primer semestre y otras tres el segundo semestre mismas que fueron impartidas por profesores de China, Taiwán, Corea y Estados Unidos obviamente. Aunque también tuvo oportunidad de asistir a conferencias de ponentes provenientes de países como Ucrania o Vietnam.

Entre sus favoritas, dijo, está la de Arte que tomó fuera del campus pues la tomó en el Museo de Bellas Artes y donde compartió clases con adultos mayores ya que era un programa abierto al público, y la asignatura de E-Commerce, donde gracias al sistema out the classroom de la Dra. Sunny Zhaing, pudo conocer a empresarios migrantes que fueron a los Estados Unidos a buscar un mundo mejor y superarse. 

“Esta materia de E-Commerce, tenía idea de que me enseñaría a vender en Amazon, a montar una página y vender a través de ella, pero no, la profesora nos involucró con empresarios inmigrantes de Houston, la riqueza de platicar con alguien que llegó a otro país en busca de un mundo mejor es impresionante. Con ellos hicimos nuestro proyecto final, implementamos estrategias y vimos resultados”, detalló. 

Respecto al ambiente en clase, dijo, le costó un poco de trabajo adaptarse al acento de los profesores, sin embargo, aseguró que los profesores la integraron bien en clase y la acogieron porque se identificaron con ella al ser también migrante. 

“Se sentían identificados conmigo, la profesora de Corea me dijo un día que ella había llegado a Estados Unidos a mi edad a estudiar. Eran muy humanos, no hacen consideraciones por ser extranjero, pero si son atentos, de cómo estás, necesitas algo, una profesora me dijo que me llevaría al super, me sentí querida”, destacó. 

En su año de estancia en Houston, Ana tuvo la oportunidad de asistir a eventos masivos como el Mardi Gras donde hubo desfile de bandas de jazz y avientan collares de perlas; el Rodeo tipo texano que es como una feria grande con exhibición de animales, shows, exposiciones etc., así como vivir un Día de Acción de Gracias auténtico, con sus compañeros de intercambio donde degustaron de una cena tradicional con pavo, macarrones con queso, chícharos con tocino y cebolla, así como camote con bombones.

Finalmente, Ana indicó que la experiencia internacional que vivió en Houston le dejó varios aprendizajes entre ellos el ser más independiente, ser empática con los demás, más realista de cómo es la vida. 

“Quizá suena muy privilegiado pero aprendí cómo es la vida, porque aquí mi mamá me preparaba la comida, mi papá me traía a la escuela, tenía coche, allá me tocó mojarme porque regresaba de una clase y pues tenía que caminar para llegar a casa, tomar el transporte. También aprendí a ser agradecida con lo que tengo y a ser empática y a entender que si una persona no reacciona como yo quiero que reaccione se debe a su contexto cultural. Me acuerdo que yo criticaba mucho a los hijos de migrantes que se negaban a hablar español, pero no es que se negaran sino que les costaba trabajo así que aprendí a respetar, y es algo que nadie te quita”, acotó. 

Invitó a quienes estén interesados en cursar un intercambio acercarse a la oficina de Intercambios y preguntar las opciones que tienen para ellos, pero aclaró hacerlo con tiempo para que tengan la suficiente flexibilidad para revalidar materias, además de informarse también de los apoyos económicos, que fueron los que le permitieron irse de intercambio, pues recibió la beca FEMSAC de 25 mil pesos y la de movilidad de 50 mil pesos, becas que se sumaron a la académica del 100% que tenía en la UPAEP.