Águila Internacionalista vuela hasta la Sabanci Üniversitesi 
03/04/2024
Autor: Yolanda Jaimes
Foto: Cortesía

Juan Antonio Llergo Sánchez, estudiante de Relaciones Internacionales, cursó un semestre de intercambio en la Universidad Sabanci, ubicada en Estambul, Turquía.

Peregrinar a Éfeso y visitar la casa de la Virgen María; recorrer las calles de Capadocia,  conocido como el refugio de los primeros Cristianos; entablar diálogo respetuoso y amistad con jóvenes musulmanas con quienes compartió su religión de la manera más auténtica y genuina, fueron algunas de las experiencias que marcaron la estancia de Juan Antonio Llergo Sánchez, estudiante de Relaciones Internacionales (RI) en Turquía; lugar que eligió para cursar un semestre de intercambio en la Universidad Sabanci, ubicada en Estambul.

“La espinita la tuve desde que entré a la carrera. El hecho de ser estudiante de RI implica que debía tener al menos una experiencia internacional y aunque al inicio tenía la ilusión de ir a Inglaterra o Estados Unidos, las materias de escenarios regionales en la Universidad me ayudaron a descubrir la riqueza cultural que hay en el mundo, así que cuando se presentó la opción de la Universidad Sabanci, donde el plan de estudios se acopló perfectamente y se trataba de un país rico históricamente y en gastronomía, la decisión parecía bastante evidente”, confesó Antonio Llergo.

Pese a que era su primera experiencia fuera del país, lo engorroso que fue el papeleo y el hecho de no saber ni pizca del idioma, Antonio y su amigo Sebastian, llegaron a Turquía con el anhelo de conocer un nuevo país, sumergirse en una nueva cultura y con el deseo de aprovechar al máximo esta oportunidad que se le estaba presentando.

Adaptarse o morir

Su aventura comenzó en el aeropuerto donde debido a que no tenían datos y tampoco sabían el idioma local, tuvieron que esperar algunas horas para poder abordar el autobús pues al intentar ubicarse y buscar un cajero para poder costear su viaje al Campus, perdieron una corrida. Al llegar a la Universidad, resultó que el inicio de clases se había postergado dos semanas, es decir, no había personal administrativo, solamente una persona de asuntos internos y el guardia quienes no hablaban inglés y mucho menos español.

“No había nadie que hablara inglés, y no se nos ocurrió aprender lo básico en Duolingo, pero llevábamos una tarjeta que elaboramos con ayuda de Google Translator y que contenía: nombre, tipo de sangre y residencia, se las mostramos junto con el pasaporte y credencial de la Universidad y entendieron que éramos estudiante de intercambio”, relató.

Su próximo paso fue instalarse en los dormitorios e ir a comer. Ya con la barriga llena y el corazón contento, planearon su estrategia: conocer gente que les mostrara cómo moverse en Estambul antes de que iniciaran las clases y conocer el Campus. Así lo hicieron y lograron al siguiente día unirse a un tour al centro de Estambul con un grupo de estudiantes de intercambio.

“Lo importante es mostrar disposición, si no ves que se te acercan, pero tienes la intención de hacer amistades lo tienes que hacer porque nadie más lo va a hacer por ti. Lo peor que puede pasar es que te diga que no, o que hagas amigos para toda la vida”, expresó.

 

El choque cultural

Ya en clases, dijo, su estrategia fue siempre mostrar disposición de hacer amigos, si bien por sus clases la mayoría eran extranjeros, forjó un grupo de amistades de quienes aprendió no sólo de su cultura, sino también de su religión.

Y es que Antonio Llergo, llegó a hacer amistad con personas que practican el Islam lo que le pareció muy nutrido por la riqueza del diálogo, es decir, había esa disposición de escuchar qué significaba tal o cual cosa, por qué creer en esto o aquello sin intención de criticar o de atacar los argumentos.

“A mi me gusta el tema de las religiones. Soy católico y llegué a la Universidad con mi cruz, todas las tardes rezaba y ésto llamó la atención de mis compañeras musulmanas quienes me preguntaron si era Cristiano. Durante un viaje a las mezquitas, sucedió algo muy padre, ese día coincidimos con estudiantes de otra Universidad ––dos chicas que nos dieron el recorrido por la mezquita–, y nos invitaron ––a mi compañera Pakistaní y a mi–– a un evento de la Facultad de Teología con el tema de la Fe y el valor del diálogo. Es decir, ¿porque practicamos una religión distinta no podemos dialogar?”, explicó.

 

En el Campus

En la Universidad Sabaci, Antonio cursó las asignaturas Conflicto Internacional, Teorías de Relaciones Internacionales, Globalización de las Relaciones Internacionales y Derechos Humanos, siendo esta última su favorita no solo por que la profesora sabía del tema, sino porque les hacía desarrollar el pensamiento crítico en sus clases y resultado de esta dinámica, su profesora la Dra Oya Yegen, le apoyó para publicar su primer artículo en un espacio digital dedicado a estudiantes de RI.

“En general es una materia que te obligaba a cuestionarte todo el tiempo, pero era un cuestionamiento que edifica, y en función de estos cuestionamientos debíamos entregar dos trabajos escritos. Mi paper final abordó el tema Autonomía Universitaria, donde se relaciona una situación particular de derechos humanos que la profesora nos ilustró en clase ––entre una Universidad y el actual Presidente de Turquía––, con un caso en Puebla y otros países. Pero ese acompañamiento que la Dra. Oya Yegen dio a mi trabajo, fue lo que la hizo más especial”, detalló.

Si bien todos sus profesores fueron turcos e internacionalistas, Antonio Llergo confesó que el hecho de encontrarse en la situación geográfica en la que se encontraba haciendo su intercambio, otorgó mayor riqueza a su experiencia académica, ya que con las referencias que daban en clase sus profesores, llegó a comprender tratados o negociaciones que desconocía o que solo había escuchado nombrar en clases como el de Turquía y Azerbaijan, entre otros.

 

Lo bueno, lo malo y lo chistoso

Como no todo es miel sobre hojuelas, la estancia del joven internacionalista tuvo sus altibajos, no obstante de ello, cada experiencia ––buena o mala—, la tomó como una oportunidad de aprender.

La mejor de sus experiencias, confesó, fue el haber peregrinado a Éfeso y a Capadocia con un grupo de 30 personas a quien conoció 3 o 4 semanas después de haber llegado a Turquía.

“Si vas de intercambio lo normal es que desarrolles amistades que son de la Universidad, pero como creyente me uní a la comunidad de la Iglesia donde asistía todos los domingos a misa. Había gente de Kenia, Togo, República Democrática del Congo, Turquía, Marruecos, Italia, quienes se dieron cuenta que era un extranjero tratando de resolver su vida en Turquía y me integraron resultado de un vínculo común: la fe”, relató.

Como parte de este tour, tuvo la oportunidad de conocer la casa de la Virgen María, hoy protegida por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad y considerado un lugar de culto no sólo por católicos sino también por musulmanes.

“Para llegar pasas un bosque y se escucha el sonido de los árboles, en el sendero encuentras gente meditando o rezando. Es una casa pequeña, como una choza de piedra, todos se forman con su velita y es una experiencia indescriptible, incluso para la persona que no es creyente es una experiencia cultural impresionante, porque Éfeso es el lugar donde se celebró uno de los primeros concilios de la historia de la Iglesia, hace más de 1500 años”, destacó.

Entre las no tan gratas experiencias, a Antonio Llergo le dio un poco de tristeza saber que en todos lados hay quien quiere sacar ventaja de los demás por el hecho de ser extranjeros, como el elevar el precio de los productos, pero como en toda experiencia que vivió lo tomó como un aprendizaje para ponerse las pilas cuando le toque enfrentarse a desafíos en otros ámbitos de su vida.

En tanto, una de las memorias más chistosas que tiene en Turquía es el pronunciar mal algunas palabras, pues equivocadamente le decía “mi amor” a la señora de la cafetería; o convertirse en protagonista de un video para Tik Tok en el tren de Estambul, lo que provocó que se rompiera el hielo con el resto de sus compañeros de intercambio y una pasajera de edad avanzada los terminara callando por el escándalo que habían originado. 

 

La Sabanci Üniversitesi

Finalmente, agradeció especialmente a la Lic. Mercedes Alejandra Hernández Pacheco, del área de Internacionalización, quien dio seguimiento a su trámite para que pudiera irse a la Universidad Sabanci, un Campus enorme donde además de los edificios de los distintos decanatos, hay dormitorios tanto para personal administrativo como para estudiantes, cafeterías, restaurantes, supermercado, una presa, biblioteca, centro deportivo, jardines, e incluso la casa del Rector adentro. 

En este sentido, recomendó ampliamente la Universidad para áreas como Administración y también Biotecnología; les invitó a acercarse con la gente de Internacionalización, a fin de conocer las becas a las que pueden aplicar para hacer realidad su experiencia internacional.

“Es una inversión, pero si buscas los medios, los puedes encontrar. Si tienes un objetivo claro, búscale por donde sea. Es mucho papeleo, cartas de recomendación y formatos que llenar, pero si consigues apoyo académico, vas a estar tranquilo el resto del semestre”, acotó.