Discurso Ceremonia Cívica 27 Septiembre 2021
27/09/2021
Autor: Jorge Alberto Méndez González

 

“Sin importar el tamaño de la ciudad o pueblo en donde nacen los hombres o las mujeres, ellos son finalmente del tamaño de su obra, del tamaño de su voluntad de engrandecer y enriquecer a sus hermanos” I. Allende

Buenos días compañeros universitarios, maestros, colaboradores, directivos y personas que nos acompañan. He aquí reunido esta mañana donde conmemoramos, como mexicanos, la consumación de la independencia de nuestro país, un proceso con una duración de 11 años en los cuáles hubo una lucha civil por la búsqueda constante de un gobierno independiente a la entonces monarquía española. Un proceso en el cual siempre tenemos presente a grandes personajes históricos y hechos propios que dieron lugar a lo que hoy somos, México.

Hoy conmemoramos la entrada del ejército Trigarante en la Ciudad de México que, para muchos, simbolizaba la paz después de muchos años de lucha y con derramamientos de sangre. Esta entrada no sólo simbolizaba el nacimiento de un país nuevo e independiente que, cabe recalcar, comenzó con una monarquía que poco a poco logró transformarse en República cada vez mayormente fortalecida, sino que también evoca a la unión. Y qué mejor representación que aquél abrazo llevado a cabo en Acatempan donde el Comandante del Ejército Realista, Agustín de Iturbide, y el General por el Ejército Insurgente, Vicente Guerrero, sumaron voluntades, reconciliaron ideales para la construcción de acuerdos y dejaron de lado la violencia para formación de nuestra nación.

Este abrazo simbolizó también la Unión, un elemento característico de nuestro país y que a lo largo de nuestra historia lo hemos visto reflejado. Esto se va entrelazando con la solidaridad, la esperanza, nuestras tradiciones y nuestros sueños. Un gran enlace que se refleja en nuestro día a día e, inclusive, en los momentos más difíciles. 

Claro ejemplo de ello son los acontecimientos vividos en el último año: la megamarcha universitaria donde todos los estudiantes, a una sola voz, exigimos por la justicia de nuestros compañeros y la ejecución de un derecho esencial: la seguridad. Por otro lado, el inicio de una contingencia sanitaria que trajo consigo un cese a nuestras actividades normales pero donde también vimos los constantes esfuerzos de nuestros maestros por compartirnos sus clases; nuestros amigos que estuvieron presentes en momentos difíciles; nuestra familia que estuvo a nuestro lado con un cariño siempre incondicional. Y recientemente, desastres naturales, como el Huracán Grace, que dejó destrozos a su paso en diversas comunidades, entre las cuales hay algunas donde se encuentran familiares de propios compañeros. 

Esto es nuestro México, un lugar donde la unión impera, donde cada uno de sus ciudadanos es empático con el otro, donde buscamos constantemente compartir con nuestros semejantes, en donde si uno cae los demás nos acercamos a ayudarle, sin importar nuestra edad, sexo u otras cosas. Donde cada día que comienza nos levantamos a continuar buscando nuestros sueños manteniendo la esperanza y la Fe para continuar. Donde también los jóvenes comenzamos a ganar un protagonismo cada vez más notable. Y nosotros, compañeros, no nos excluimos de aquí.

Podemos ver allá afuera diversas problemáticas que nos duelen: ver un país con violencia, inseguridad, desigualdad y daño ambiental. Pero, he aquí el presente y el ahora, donde cada uno de nosotros está alzando la voz, analizando su entorno y proponiendo ideas nuevas de solución. Miren estos salones de clases, cada vez con una nueva normalidad a la cual debemos de acoplarnos En estos espacios se están gestando muchas de estas ideas, todas orientadas a la búsqueda de un bien en común, donde la mejora constante es pilar fundamental.

¿Nuestro papel? Continuar transformando nuestra sociedad a través del liderazgo y un trabajo colaborativo cada vez más robusto. Salgamos sin miedo, y constantemente mejoremos a nosotros mismos y a nuestro entorno. Hagamos propio aquello que nos duele e innovemos. Generemos grandes ideas. Exhorto a mis compañeros a ser valientes, a luchar por una causa que los identifique y que los mueva, a poner esfuerzo en ella para resolverla. A unirnos bajo causas comunes para alcanzar el bien que buscamos, a continuar trabajando constantemente para transformar a nuestro México en aquél país que tanto anhelamos bajo la verdad, la congruencia, el amor, la justicia y la libertad. 

Agradezco a todos su presencia en esta ceremonia cívica.