El proceso alfabetizador de Paulo Freire
15/09/2022
Autor: Alina Grissel Reyes Silva

Paulo Freire, filósofo considerado como uno de los máximos exponentes del humanismo en la educación crítica y reflexiva en el siglo XX, nació en 1921 en Recife, Brasil; da lugar al método denominado "Método Paulo Freire", enfocado principalmente a la alfabetización crítica de la población adulta, lo que en fines políticos le llevó al exilio.

Existe una variedad de obras literarias que refieren al legado de Paulo Freire, en las cuales plasmó sus pensamientos y aportaciones hacia la pedagogía, mismas que hasta la actualidad son de gran utilidad en el proceso enseñanza – aprendizaje, ya que todo proceso educativo, y por supuesto el proceso de alfabetización se conciben desde una mirada crítica. 

Para Freire el proceso educación estaba concebido como un proceso en donde, tanto el alumno como el maestro, aprenden durante el escenario educativo desde una reflexión crítica – dialéctica, dejando de lado la idea de una formación lineal en cómo se concebía al proceso educativo.

Los pensamientos de Freire van ligados a su experiencia y a la interacción con las personas y circunstancias que sucedieron en su vida, utilizando el término de “educación bancaria” para referirse a las formas en cómo funciona la educación, lo político y lo social. Ante esto Verdeja (2018) plantea una crítica al sistema educativo que regía, “El modelo educativo considera a los estudiantes meros depositarios de contenidos, anulando así, la capacidad de reflexión y análisis crítico acerca de determinados contenidos…”.  

Es decir, los alumnos se asumían como objetos para depositar el contenido educativo, esto con la intención de domesticar sus mentes para adaptarlos y aceptar la realidad en lugar de reflexionar y tratar de cambiarla. El problema con eso es que se forman alumnos pasivos en el sentido de que los convierte en seres programables, sin creatividad e indiferentes. 

Con la finalidad de evitar la reproducción de este proceso de enseñanza – aprendizaje es que nace la propuesta de una alfabetización problematizadora, en la que los alumnos en su utopía dejarían de estar pasivos y despertarían el análisis crítico ante diversas situaciones de la vida cotidiana, y en la que Verdeja (2018) asume que “...la educación problematizadora, es de carácter automáticamente reflexivo, implica un acto permanente de desvelamiento de la realidad… busca la emersión de la conciencia, de la que resulta su inserción crítica..." (Freire, 1970, p. 86).

Ahora bien, para poder llevar este modelo de proceso educativo problematizador se requiere que el maestro se identifique con las personas, que las conozca de tal manera que se identifique con ellos y con el entorno, ya que, a partir de la comprensión de esto, es que podrá dialogar de manera asertiva.

Para Ocampo (2008 P:35)

Este diálogo con el pueblo no debe ser con lenguaje demasiado intelectual, sino muy popular para que llegue verdaderamente a las masas populares. Un lenguaje muy académico crea una barrera lingüística entre el líder y el pueblo. Por ello, el lenguaje debe ser muy sencillo y muy apropiado para hablar con el pueblo. No se puede permitir que el líder popular en la pedagogía de la liberación, transmita e imponga sus ideas a las masas populares…

Freire reiteradamente insistió en que su análisis y crítica a la educación bancaria no se referían únicamente al ámbito de la educación de adultos sino a la educación en su conjunto y, más allá de eso, en donde el enseñar no es transferir conocimiento, ni dar forma a un cuerpo indeciso, sino crear las posibilidades de su producción o de su construcción, enseñar exige respetar los saberes, la identidad y la autonomía de los educandos y discutir con ellos la razón de sus saberes. 

Para Freire, los docentes tienen la labor más noble de construir seres de bien, por lo tanto, tienen la responsabilidad de guiar a sus educandos sin olvidar la esencia que caracteriza a cada uno de ellos; nos indica que el enseñar exige comprender que la educación es una forma de intervención en el mundo, reconocer que la educación es ideológica, educar exige querer bien a los educandos, porque este trabajo se realiza con personas, lo que demanda un alto nivel de capacitación científica y de responsabilidad ética. 

Esto nos lleva a reflexionar con respecto a la preparación inicial y continua de cada docente, en la que se debe enfatizar el desarrollo de todas las habilidades enfocadas al bien y el aprendizaje de los educandos debido a que el  proceso educativo debe contribuir a formar ciudadanos críticos y participativos; en donde la libertad del educando no solamente dependa de lo que le diga el educador, sino que entre en un proceso de transformación analizando las problemáticas actuales de la sociedad.

Es importante enfatizar que el estudiante a su vez no debe ser considerado como un sujeto pasivo ni de adaptación, sino más bien crítico y reflexivo. Si bien la sociedad es constantemente cambiante y es necesario saber interpretar y analizar la información que se nos va presentando día a día en los diferentes medios de comunicación que existen actualmente, saber discernir y tener una concepción y un criterio propio de la realidad en la que se rodean. Estudiantes y docentes sean sujetos activos en proceso continuo de construcción de la historia y pueden ser capaces de problematizar la realidad y mirar críticamente el mundo que les rodea.

El proceso alfabetizador y/o formador debería de ser considerado no como una forma de transferir conocimientos, sino de crear las posibilidades de su producción o de su construcción. Enseñar exige respetar los saberes, la identidad y la autonomía de los educandos y discutir con ellos la razón de sus saberes.

Este es, para Freire, el objetivo primordial de la educación, como instrumento de cambio, para lograrlo debe ser un mundo más social, humano y profundo.

Finalmente podemos concluir que las aportaciones que realizó Paulo Freire fueron, son y seguirán siendo fundamentales, ya que son para formar personas críticas y reflexivas ante los sucesos que ocurren a su alrededor.

La correcta mediación de los profesores es indispensable, ya que deben de ser capaces de crear las posibilidades para que los alumnos reflexionen, critiquen y sean partícipes de los acontecimientos que suceden en su entorno.

Es por ello que Freire propone que los profesores deben de realizar una evaluación crítica orientada a la práctica que realiza, esto con el fin de conseguir coherencia entre la teoría y la práctica ya que nadie puede enseñar lo que no conoce.

Bibliografía

 

  • Freire, P. (1994). Cartas a quien pretende enseñar. Siglo XXI

 

  • OCAMPO LÓPEZ, Javier. (2008): «Paulo Freire y la pedagogía del oprimido», en Revista Historia de la Educación Latinoamericana No.10, Tunja, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, RUDECOLOMBIA, pp. 57-72