^{Estudiantes, profesores y egresados recuerdan a quien fuera uno de los referentes más importantes, en la historia del Estado, en el análisis de coyunturas y procesos políticos.}

La charla conmemorativa comenzó con una semblanza de Don Manuel Díaz Cid, profesor emérito de la UPAEP, que fue leída por el profesor, además de organizador del evento, el Dr. Luis Ignacio Arbesú; en esta semblanza resaltó su paso como ideólogo por el Partido Acción Nacional (PAN), también su destacada participación como analista político, además de reconocerlo como uno de los miembros fundadores de la Universidad (UPAEP) durante la década de los 70 ́s, donde posteriormente se desempeñaría como profesor de quienes hoy fungen como catedráticos en distintas carreras del Decanato de Ciencias Humanas y Sociales, así como de centenares de  politólogos.

Don Manuel no solo dejó un legado a través de sus publicaciones, sino también a través de sus enseñanzas, ya que era un defensor de la verdad y justicia social, que se proyectaba en cada una de sus clases. Él mismo decía: “Como toda persona he tenido errores y aciertos, pero todos ellos son fruto de mi libertad y mi voluntad. Frente a los hechos y acontecimientos de ese momento histórico, yo asumo mi responsabilidad.”

Después de recordar el legado del Maestro Díaz Cid, se presentó un conversatorio, integrado por personalidades que acompañaron a Don Manuel durante varias etapas de su vida, quienes esa tarde se reunieron no solo a homenajear a su amigo, compañero, coautor, colega, alumno, papá o suegro, sino que también se reunieron para recordarlo tal y como era, y transmitir sus enseñanzas a todos los presentes.

El Dr. Luis Ignacio Arbesú presentó a los invitados, Antonio Sánchez Díaz de Rivera, Fidencio Aguilar Víquez, Jesús Manuel Hernández López, José Manuel Rodoreda Artasánchez, Juan Armando Louvier Calderón, Marco Humberto Aguilar Coronado y José Ojeda Bustamante, quienes compartieron micrófono para hablar no sólo de su vida junto a Don Manuel, sino también de sus enseñanzas y filosofía.

Entre sus relatos se comentó lo importante que fue la literatura para él, pues a través de ella podía enseñarles a sus estudiantes el pensamiento que le precedió y que lo formó, también lo mucho que su análisis y pensamiento político influyó en el periodismo poblano. De igual manera, se mencionó su desarrollo como presidente del Instituto de Ciencias Sociales “Moto-linía”, donde impartía conferencia, análisis y comentarios políticos, y donde coincidió con varios de los presentes.

Su papel como comentarista político en la Ciudad de Puebla fue muy importante, dado su impresionante bagaje cultural y político de nivel internacional, y que a pesar de ello -cuentan los asistentes- poseía una sencillez y humildad poco vista en el ámbito político; mismas características que le permitieron ser cercano con aquellos que lo rodearon, sin hacer distinción en su trato, desde sus estudiantes de preparatoria hasta los presidentes municipales que llegaran a verlo.

“Don Manuel fue mucho más amigo, que sus amigos de él”, con esta frase Jesús Manuel Hernández, colega y amigo, cerró su intervención, destacando la inmensa generosidad de Díaz Cid con todo aquel que tuviera la suerte de encontrarse en el camino cotidiano y de la vida.

“Don Manuel fue intergeneracional”, señaló el que fuera su colega, Fidencio Aguilar. Cuenta que aquél “no era estático, podía moverse en pensamientos entre las generaciones”, esto gracias a su entendimiento y conciencia de su propia historia, es decir, comprendía muy bien a las juventudes porque él lo fue; al igual que aquellos que empezaban a formar una familia en su mediana edad, porque él lo hizo también. Don Manuel comprendía la vida porque él la estaba viviendo de manera consciente y plena, siempre en la búsqueda de la verdad.

José Ojeda, alumno y colega, recuerda su paso junto a Don Manuel en las extensas grabaciones sobre charlas y programas políticos que Díaz Cid realizaba en el CETEC de la UPAEP, donde no solo el público que disfrutaba de estas grabaciones comprendía mejor la realidad política que se estaba viviendo en ese momento, sino también él mismo (Ojeda), que pasaba horas escuchando las ideas y comentarios de Don Manuel.

Ojeda señala que para entender el legado de este gran personaje, hay que hacerlo en tres términos: fue un hombre de su tiempo, entender desde la técnica y el método, pues como cientista social entendió a su comunidad de manera atemporal, y por último su manera de encontrar respuestas, pues buscaba transformar los objetos invisibles a visibles.

El Dr. Arbesú guio la charla con las preguntas, ¿hacia dónde veía Don Manuel?, ¿cuál era su horizonte?, ¿qué seguía?; con esta última intervención invitó a todos los presentes a participar en el conversatorio.

Entre las participaciones destacables se encuentra la de su hija, la Lic. María de la Encarnación Díaz Terés, quien no solo recuerda a un hombre de saberes infinitos y comentarios políticos complejos, sino que también recuerda a un papá cariñoso que lo daba todo por su familia, un esposo comprometido y amoroso, y sobre todo, un gran ser humano generoso y entregado.

De igual manera participó el Dr. José Guillén Reyes, quien no solo fue su alumno, sino también forma parte de su familia, ya que se casó con la Lic. María de la Encarnación Díaz. El Dr. Guillén cuenta cómo eran las clases de Don Manuel y lo importante que fue en su vida para encontrar su vocación, lo recuerda como un hombre entregado y sencillo, pero capaz de aglutinar a la universidad en el gimnasio de básquetbol, incluyendo a los rectores, solo para escucharlo hablar durante sus ponencias.

El Dr. Guillén Reyes comentó que Don Manuel sigue vigente en temas de teoría política, como lo es el autoritarismo y su lucha contra él, dado que hoy en día se pueden leer sus escritos sobre este fenómeno que nos aflige actualmente, y pareciera que Díaz Cid los acabara de escribir, por lo que análisis tan complejos y atemporales son el legado de su suegro.

Entre sorbos de café, risas y abrazos se dio por concluida esta charla conmemorativa sobre Don Manuel Díaz Cid, el cual ha dejado un legado que actualmente se transmite a las nuevas generaciones en su querida Facultad de Ciencias Políticas y en la comunidad UPAEP, quienes le acompañaron en varias de las etapas de su vida.