Abuela
03/11/2023
Autor: Jesús Bartolo Bello López

Alas de la Memoria es un espacio de creación literaria de la Facultad de Humanidades a cargo del Mtro. Noé Blancas



1
Todas las cosas que amaste
siguen en su sitio
el camino que lleva al mar
con un poco más de polvo
la playa
más concurrida.
Quien viene
y conoce tu casa
sale con una sonrisa de palma
con sueños de delfín
con algo de alga.
Hablan de la casa marina
la hacen suya
se la llevan.
Aman el mar y sus consecuencias
y se van con un credo en la boca
con algo de brisa
pócima bendita del triste
otros llegan
miran
y parten tras tus huellas.
Abuela
cuando regaste
esta casa con agua de sal
¿en qué pensabas?

2
Háblame de la canícula
de la luna y sus estaciones
abuela
y de ese mar donde creciste
saboreando el dulce de coco
la tecoyota.
No te sigas yendo
aroma con picadillo la casa
con tuba y café
la noche.
Es preciso resistir.
Resiste
al nagual urbano
a tu casa marina
que perdió el corredor
la hamaca
y ese calor fresco
de tu jardín marchito.

No te vayas muriendo
no te mueras más
dulce agua
chilate
flor de calabaza
¡abuela!

3
Siempre fuiste
un río
con dirección al mar.
Te gustaban sus entrañas
en cada pez
escondías un secreto
gozabas hundirte en él
para sentirte amada
lo deshojabas
letra diminuta
escribiéndole soledades.
Acostumbraste
sus manos de sal
a tu cuerpo.
Abuela
arrecife
coral
ola
luna marina
de qué manera te nombraba
¿Te hablaba al oído con su voz de
agua?
¿Te regalaba perlas como a una
novia?
¿y enamorado tucaba tu puerta?
Dime, ¡abuela!
¿qué soñabas tendida en la playa?
después de tanto trote
rendidos.
El mar exhausto se tendía a tus pies
para que le acariciaras las rodillas
con la humedad tierna del vientre.
Acaso, por eso,
este mar se ha vuelto melancólico.

4
Los colores de tu partida
siguen aquí
anchos y claros
apretujándonos
pariéndose día a día
fermentándose.
Abuela.
Tu enagua yace en un rincón
es perfecto su olvido
un girasol que perdió el sol
en la redova del tiempo.
Quizás, un poco de recuerdo
nos alcance
para salvarte de ese tedio
inmóvil
en el que refugias tu ausencia.
Abuela
¿inventaste tu ausencia?
o sólo te fuiste con tu atado al hombro
dejándole la tristeza al mar.
Hay murmullos de ti
que vienen de las olas
y más allá del polvo
lejos
donde las sirenas tejen el agua
existen anécdotas
de las historias que contabas.

5
Qué bien podan
tus manos la memoria
madre del olvido.
Abuela
¿qué pócima nos diste al zarpar?
¿en qué té de albahaca
perdiste el nombre?
Es jueves
el silencio nos traiciona
la conserva del mango
que degustabas con nosotros
se quedó toda
como un invisible presagio
cuando el más pequeño
de tus nietos
atropelló tu recuerdo
y preguntó por ti
caíste
como un aguacero
a las dos de la mañana
dolió
saberte en el mar
sola y desgastada.
Esa tarde
nos fuimos a la playa
recogimos caracolas
y pedimos un deseo.

6
Cuando la tarde
es una hembra madura
y el azul colinda
con el negro
el mar
enreda en su sexo
la promesa
de la luna.
Los cerros esperan
mudos
la pálida esfera
que despereza sin enfado
sus muslos.
El mar tímido
relaja las manos
y se recuesta
como quien espera.
Abuela:
El mar es un árbol
que nace de tu enagua
y la luna
un pensamiento de amor
que escapó esta noche.