Drama tras drama para esconder mi abandono
18/06/2021
Autor: Isabel Ascención Medina
Cargo: Egresada Ciencias de la Comunicación

 

Esta vez toca hablar sobre el abandono, una de las cinco heridas de la infancia; la cual tiene como misión que su portador logré construir, mantener, gestionar y sostener su propia independencia emocional.

Una tarea que le resultará compleja porque ha aprendido a quedarse aun cuando siente incomodidad; no abandona para no ser abandonado.

Incluso esta persona es consciente -la mayoría de las veces- de su victimización. Pero el romance con la no acción le parece más atractivo que iniciar su proceso hacia su cambio real y profundo; de entrada, porque ha colocado muchas capas de reacciones y emociones para tratar de opacar su herida. O sea que sobre este dolor ha puesto otros dolores.

La máscara o el escudo principal con el que opera es mediante la dependencia. Esta “sumisión” pudo surgir en sus primeros tres años de vida, cuando en algún momento sintió que carecía de la atención, del espacio o del tiempo deseado (del progenitor del sexo opuesto). La presencia física existía, pero a raíz de no cumplirse su expectativa se generó un aislamiento emocional. Lo que el papá o mamá hacían por él, ya no era suficiente.

Para demandar más de sus padres recurrieron o recurren a generarse problemas de salud, esta es la forma de sentirse protegidos, y si la enfermedad o los síntomas cesaban, hay que recurrir entonces al drama, porque para ellos sí o sí hay que permanecer en el modo herido. Ojo, porque si no lo hacen con los padres podrían estarlo haciendo con su pareja o con sus hijos.

Sabedora de sus “abusos” esta persona buscará entones ser condescendiente para empezar el estire y afloje a fin de que la liga no se rompa, y si le toco una pareja amorosa, que haga aquello que debe de para tener la fiesta en paz, el abandonado no sabrá qué hacer ante esa “normalidad” o disposición del otro, porque en el fondo no se siente pleno, no es feliz.

Ese es el verdadero problema, su tristeza profunda tiene una raíz que ya no reconocen, creen que sus cambios de humor son los responsables, pero hay que observar más allá, más hacia adentro. Lo que a esta persona le ocurrió fueron muchas experiencias (micro o macro) vividas desde el velo del amor condicionado, por eso cree que siempre él y los que le rodean tienen que estar cumpliendo algo o de lo contrario cómo podrían ser merecedores de la aceptación incondicional.

Hace de sus aliados a la manipulación y al chantaje, es más busca la aprobación de los demás, pero no por una inseguridad o aceptación, sino por saber con quienes puede contar o apoyarse. También buscan estar rodeados de muchas personas, para no sentir que pueden perder la oportunidad de que alguien más pueda ocupar su espacio.

Cuando esta persona decida romper el patrón y dejar de ser su propio verdugo, entonces va a experimentar dolor de aliviar capa tras capa, hasta observar el verdadero rostro de su herida. Entonces, solo entonces dejará de tenerle miedo al futuro o a la soledad.