Continuamente se escucha hablar acerca de que las empresas e instituciones necesitan un buen clima organizacional para que los objetivos organizacionales se cumplan, a manera de analogía, es necesario que haya un clima templado, ni frío ni caliente. El buen clima organizacional es fundamental en el desarrollo de una organización, posibilita que ésta evolucione y su reputación se vea favorecida, ya que tanto la imagen como la identidad están sanas.
El clima organizacional forma las características que diferencian a la empresa o institución del resto, por más parecidas que sean, las circunstancias que se vivan pueden determinar el comportamiento de todos quienes integran a la organización. Muchas son las variables que determinan al concepto acá mencionado, pero se pueden destacar algunas como: cultura organizacional, estructuras organizacionales, tamaño de la organización, sentido de identidad y pertenencia, medios de comunicación, capacitación, trabajo en equipo, oportunidades de crecimiento, ecosistema positivo y el más importante el “estilo de liderazgo” de quienes, con una retroalimentación constructiva, pueden crear un entorno más positivo donde los actores se sientan valorados. Por el contrario, un ambiente negativo puede generar desmotivación, conflictos internos y, en última instancia, afectar el rendimiento general de la organización.
El cuidado del buen clima organizacional en las empresas e instituciones puede provocar rendimientos y producciones quizás poco imaginadas o esperadas, porque cuando el recurso humano se siente cómodo en la organización y con el equipo de trabajo que está liderado adecuadamente, los objetivos casi siempre están asegurados, más allá de poder tener una gran infraestructura y la mejor tecnología.
En resumen, el clima organizacional se convierte en la brújula que guía la salud interna de la organización y de quienes la integran. Hay que evitar ignorar los malestares en las empresas e instituciones, el foco amarillo puede llevar a problemas a mediano y largo plazo, hacer una buena gestión del clima puede ser una ventaja competitiva. Busquemos especialistas que sean verdaderos líderes.